
03 Jun Abrazo bajo las concertinas
Foto: El confidencial
Abrazo bajo las concertinas
Una muchacha de la Cruz Roja abraza a un emigrante negro que sale de la muerte en el mar.
Mis ojos se humedecen con los de ella, con los de él. Agradezco tu abrazo: lo estoy dando contigo.
Mi encuentro con ese drama había empezado un poco antes con la criatura de meses que el guardia civil salvó de la muerte. Y tantas imágenes de otros que, atravesando sus protecciones corporales, daban manos y más abrazos.
Eso me lleva a todos los jóvenes que buscan una vida mejor. Atrás quedan todos los que, necesitándolo, no tuvieron el empuje para ello. Un mensaje doloroso para una sociedad que ve como sus vástagos abandonan el mundo que se podrían heredar.
Se marchan. Se van a través de concertinas y pateras. A estas alturas, ya saben que se juegan lo más valioso que tienen: vidas por estrenar. Apuestan a la ruleta rusa.
Escucho sorprendido algunas reacciones muy diferentes ante ese abrazo: él estaría abusando, son gente en busca de aventura, o simplemente engañados por los políticos, etc.
Pensando así, nos ahorramos el dolor de la tragedia de cada una de esas vidas. De esas vidas potencialmente maravillosas que, como las nuestras, solo tienen una oportunidad.
Entiendo que, para vivir las nuestras, debemos adoptar al menos, una distancia emocional suficiente para no renunciar a ellas y marchar voluntarios a salvar las suyas. Pero algunos se alejan demasiado: ni siquiera imaginan el sufrimiento. Lo puedo entender: vivir una vida mejor puede hacernos sentir culpables de ello.
