Pensando en a la actual situación provocada por un ser minúsculo en tamaño, pero con efectos devastadores. Y confinado en mi hogar he tenido que aprender a observar a través de la pantalla, a irme de copas con mis amigos de la mano de nuestras cámaras del móvil, a ver una película con mi mejor amiga a través de una pantalla compartida. Sin darme más cuenta de la que quiero darme realmente, mi espacio de ocio y mi hogar se fusionan con mi trabajo en una espiral que ni se me había ocurrido explorar de no ser por el “Covid”
Me encuentro con que esta situación genera modificaciones muy significativas en mis relaciones terapéuticas. Los mensajes, pautas y orientaciones que hemos estado recibiendo por los diferentes canales han provocado cambios significativos en la configuración de estas relaciones, obligándome a pensar “desde dónde” y “de qué manera” puedo continuar con el desarrollo de mi trabajo psicoterapéutico. Así que me gustaría compartir algunas estrategias y soluciones que he ido encontrando en mi experiencia de 16 días de consulta Online.
Con la tecnología hemos topado
Durante la vídeo-llamada al inicio doy una pauta al cliente la forma en que debe orientar la webcam para que al realizar la entrevista psicoterapeuta se tenga una imagen lo más amplia posible. También me es útil para poder acceder a información sobre el espacio en el que se está, su postura corporal, la presencia o no de otras personas en la sala que atenten contra su privacidad y su espacio de terapia.
Es importante que la Imagen sea amplia y tener un ángulo visual adecuado, fondo adecuado, visibilidad de elementos corporales relevantes: manos, brazos, postura.
Para ello he tenido que estar atento al manejar la distancia, si estoy muy cerca de la cámara el enfoque resulta invasivo. Yo suelo mantener un brazo de distancia en relación a la cámara, para cuando tenga que aproximarme (no más de 15 cm) mi cara no ocupe y acapare toda la pantalla del cliente.
Con la comunicación hemos topado
Me tomo mi tiempo para plantear las consignas de forma secuencial y tiendo a esperar que el cliente responda al completo antes de plantear nuevas preguntas o dar nueva información.
Le pido feedback sobre si se ha entendido el mensaje con regularidad. El cliente me da pistas ya que las dificultades tecnológicas. El ancho de banda y el mal sonido en ocasiones ha propiciado que el cliente se pierda o se esconda de lo que está trabajando en terapia.
No me considero a mí mismo como un terapeuta muy directivo, pero esta situación extraordinaria me ha hecho ver que a la hora de realizar vídeo llamadas es necesario más que nunca utilizar las habilidades básicas de comunicación como la escucha activa (paráfrasis, reflejo etc.)
con mayor frecuencia que en una interacción presencial. Creo que es importante enfatizar en la comunicación no-verbal, con el objetivo de mejorar el entendimiento del mensaje. La exploración telemática genera inseguridad en el cliente y también en mí como terapeuta, por eso he descubierto que al ajustar el ritmo a la comunicación del cliente y reducir la velocidad de las verbalizaciones hasta asegurarse que la información es procesada y asimilada adecuadamente favorece la entrevista.
Intento plantear las preguntas de forma secuencial y espero a que responda al completo antes de plantear nuevas preguntas o dar nueva información. Me ocupo de dar las instrucciones necesarias para resolver las dificultades en la comunicación (si hay interrupciones, si se habla de dos temas a la vez, etc.) de forma empática y cálida.
Me ayudo de recursos visuales y textuales adicionales, siempre que sea posible en las explicaciones. Como psicodramatista aconsejo al cliente que tenga cerca una caja con telas, juguetes, peluches, muñecos, algo que forma parte de su entorno y que pueda utilizar de una manera más activa. Actualmente estoy explorando las diferentes técnicas activas, escenas y caldeamientos a través de lo telemático, y os diré que estoy maravillado y que las personas nunca dejarán de sorprenderme.
Andrés Osés Vega. Explorador de la selva informática y psicólogo.