!No me vacuno?:emociones colectivas

"¡Yo no me vacuno!" "Pues yo sí". Dos aseveraciones que actualmente se cargan de intensidad y de simbolismo.

El período de pandemia nos ha dejado un auténtico laboratorio acerca de las emociones grupales y los comportamientos consecuencia de ellas. Las vacunas han sido y continúan siendo una forma de expresión de éstas.

Hemos vivido intensamente, o al menos yo, la experiencia de ver como las posiciones ante las vacunas, nos han costado vidas. Hace varias décadas, nadie se planteaba poner una objeción a la vacuna.

Hoy veo que las personas a quienes se considera indicadas para recibir la vacuna del Covid y/o la de la gripe, se lo piensan, la rechazan o plantean dudas. En algunos casos, cuestionan la validez científica de la indicación. Yo, siendo médico, no me considero con los elementos necesarios para cuestionar una decisión epidemiológica.

No me queda otro remedio que acudir a las emociones para entender determinadas posiciones. En varias experiencias de terapia de grupo tuvimos la oportunidad de ver las raíces emocionales de las diferentes posiciones ante la vacuna: desde rebelión y rabia personal, hasta la sumisión temerosa a la autoridad, basadas en experiencias de la historia personal de sus protagonistas. El estudio de las emociones colectiva se nos va imponiendo como imprescindible para cuidarnos. Si, algunos dirán que para manipularnos. Por eso, cuanto más difundido esté el conocimiento de nuestras emociones como ciudadanos, mas difícil será manipularnos. Ejerceremos una autoobservación sana de nuestro pequeño salvaje interior y seremos menos manipulables por populismos, negacionismos y bulos urbanos de cualquier tipo.

Encuentro varias emociones colectivas en la raíz de nuestra posición ante las vacunas (y ante muchas otras cosas):

- El sentimiento de inferioridad ante la complejidad de lo científico. Se hace cada vez más complejo e inalcanzable para los ciudadanos de a pie. Hay grandes sectores de población que no entienden, no entendemos, nada. Las grandes desigualdades educativas generan sentimientos de inferioridad y ganas de dar en las narices a los "listos" con un "no me la pongo".

- La desconfianza creciente hacia los políticos que genera la corrupción.

- La sensación de no poder influir en el mundo con nuestro voto y opinión. Tal vez para muchos, determinadas posturas se han convertido en la única forma de sentirse escuchados y protagonistas en un mundo donde las decisiones se toman cada vez más lejos. Unido a ello está la vivencia de pérdida de identidad en un mundo cada vez más homogéneo. Surge la necesidad de singularizarme.

- Posiciones que, como las que veo en grupos de terapia, que simbolizan rabia contenida ante figuras de autoridad o parentales, humillaciones, abusos de nuestra historia personal que no se han podido expresar.

Como receta para el sentimiento de inferioridad ante lo científico propongo ser consciente de ello. A continuación, humildad y respeto para ellos. Lo han conseguido, al menos en parte, gracias a nuestro dinero.

Ante la desconfianza me siento casi inerme. Tengo que recurrir a administradores y políticos que conozco personalmente, para poder confiar. No está de moda hablar de los elementos de generosidad en ellos, pero es claro que los hay. Sigamos creciendo en la guerra a la corrupción. Confiar tiene una dimensión personal que debemos vigilar. Pudiera ser que prefiriéramos no arriesgar a confiar y/o necesitáramos demostrar que somos "los más listos".

La sensación de no tener ningún poder en nuestras manos, de ser sujetos anónimos perdidos sin identidad, es difícil de detectar dentro de uno mismo. Y más difícil transmitirlo en pocas líneas. Creo que a veces no votamos para hacernos más presentes como grupo de abstencionistas. O nos agrupamos en identidades que nos separan de los que no son "nosotros" y estereotipamos a los "otros".

No podemos hacer una terapia grupal colectiva. Lo que sí podemos es aportar algunas ideas cara a dar luz acerca de cómo influyen las emociones personales y colectivas en tantas cosas a nivel social.

Si este escrito te hace revisar por un minuto las tripas debajo de tu posición en torno a las vacunas y otros muchos asuntos colectivos, habré tenido éxito. Me queda muy claro el que somos una sociedad cada vez más introspectiva y sofisticada psicológicamente. Lo necesitamos.

Goyo Armañanzas. Psiquiatra

Diario de Noticias ha publicado este post



Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?