Romper la monotonía en el trabajo terapéutico

Romper la monotonía en el trabajo terapéutico

¿Monotonía en el trabajo terapéutico? Si, has leído bien. El paciente repite lo mismo que dijo la anterior sesión, yo le devuelvo la misma respuesta una y otra vez, y nada cambia. Nos hemos estancado. Hay algo urgente que hacer. Pero pudiera ser que los terapeutas, los orientadores, nos quedáramos adormecidos por esa rutina repetitiva y estéril.

Qué conlleva
nuestro trabajo

Nuestro trabajo conlleva tolerancia a las resistencias que impiden a nuestros pacientes y clientes ir mas allá. Nuestro trabajo conlleva comprensión y empatía con el miedo que estos tienen a avanzar, a explorar sus sentimientos más temidos, a confrontar lo que no les gusta, lo que les hizo daño de sus figuras más admiradas y necesitadas. Nuestro trabajo conlleva darles a ellos la responsabilidad de dar el siguiente paso.

Pero nuestro trabajo también conlleva confrontar al paciente con sus resistencias devolverle el como está frenando su avance, ofrecerle formas diferentes de explorar su problema y de vivirlo.

Cuándo usar
psicodrama

Si, tenemos una tarea compleja y contradictoria. Yo utilizo el sentimiento de monotonía como un indicador de alarma que me dice que me estoy pasado en la inacción, que he ido mas allá de la empatía y comprensión de las resistencias y dificultades del paciente. Cuando siento esto, me toca dar un paso valiente y proactivo. Tengo que abordar de otra forma, lo que nos está pasando en el trabajo al paciente o al grupo, y a mí.

Frecuentemente, llegamos a ese punto porque estamos manteniéndonos en un plano muy racional. Es el momento de ver que emociones se están ocultando. En ese momento necesito el psicodrama: utilizar el cuerpo, ver que sentimos en el cuerpo, tanto el paciente como yo, levantarnos y representar una escena, una situación, en vez de hablarla desde la distancia. Habitualmente, cuando se habla de una situación o experiencia importante, se hace desde una cierta distancia del narrador que lo ve desde fuera (el narrador omnisciente de la novela). Es el momento de pasar a vivir mas de cerca las emociones de esa escena o situación. Hay que trabajar una escena. El que estemos trabajando con una sola persona, no es un problema para representar una escena en la que hay varias figuras. Hay técnicas en psicodrama para hacerlo.

Caso real

Un ejemplo. Un chico de 17 años tenía un dilema del cual no podía salir: tenía que elegir seguir sus estudios con formación profesional o seguir con bachiller para ir a la universidad. Le era imposible imaginarse un futuro profesional que le diera pistas de por donde ir. Yo sabía que, si seguíamos así, sin una propuesta algo más creativa, nos aburriríamos dando vuelta sin sentido. Era el momento de cambiar la forma de trabajo de mas verbal a mas de acción: teníamos que levantarnos. Le propuse que lo hiciéramos y, tras pasear para caldearnos corporalmente, le propuse que se imaginara a el en la sala apareciendo como dos personas diferentes: el que eligió formación profesional y el que eligió la universidad. Se imaginó con cincuenta años el dos lugares de la sala. En uno tras haber hecho formación profesional y en el otro, tras haber estudiado en la universidad. Fue el primero de estos el que le surgió. Fue al lugar en el que lo veía y adoptó ese rol. Se veía trabajando de administrativo y viajando por el mundo con su trabajo. Luego se fue al lugar en el que veía al otro. En esa posición le costó más vivirse en detalle: no pudo verse con un puesto de trabajo concreto. Era evidente el que sus resistencias le impedían visualizar un futuro post universitario. Cuando volvió a la posición de sus actuales 17 años, se dio cuenta de que la posición de formación profesional se le quedaba corta y le daba miedo aspirar a una formación universitaria mas amplia. En ese sentido se podía entender el que no pudiera imaginarse en un futuro profesional que hubiera pasado por la universidad. Se abrían mas cuestiones por explorar. Todo había empezado con una indecisión, que debía de resolver ese mismo día, por cierto.

Había visto su camino: estudiaría bachiller para ir a la universidad. Lo que hubiera quedado en una búsqueda estéril y repetitiva se transformó en una decisión clara. Y algo terapéuticamente más importante: había vivido el motivo por el cual no podía decidir: miedo a aspirar a más, inseguridad acerca de sus propias posibilidades. Eso le serviría para entender las otras dificultades que le traían a la consulta.

Recursos psicodramáticos no muy complejos como este, abren vías de comprensión atajando dar vueltas de forma estéril.

Goyo Armañanzas. Psicodarmatista y psiquiatra.



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